8 de marzo 2020 // Día Internacional de la Mujer

«Para ser actriz cómica tienes que ser el triple de graciosa que un hombre»

Ángela Palacios. Actriz

Ángela Palacios
benjamín blanco f.p.

«Mi manera de estar en el mundo es contando historias y elijo para hacerlo el mejor medio para cada una, ya sea cine, teatro, música o literatura». Ella es Ángela Palacios, una logroñesa de la diáspora riojana de talentos, que ha conseguido triunfar en el mundo del teatro gracias a su tesón y su confianza en sí misma, a pesar incluso de sufrir el menosprecio de algunos compañeros por el hecho de ser mujer.

Ángela nació en 1984 en Logroño, se licenció en Comunicación Audiovisual en 2009 en Barcelona y se formó como directora, dramaturga y actriz en la escuela de teatro experimental Laboratorio. Ha fundado dos compañías ‘Los espejos son para mirarse’ y ‘Los Prometidos’ y trabaja como actriz y directora para otras tres,

¿Qué puede hacer en su profesión o en su vida diaria para contribuir a alcanzar la igualdad plena?

«El hecho de ser mujer trabajadora, creadora, que tiene perspectiva de género ya es ir hacia la igualdad. Puedes tener una posición más activista en las creaciones que haces, pero no creo que sea necesario. No hay que abusar del activismo porque entonces da la sensación de que lo único que podemos hacer o lo que se nos permite como mujeres es algo feminista. Yo lo que creo lo hago como mujer. Hago obras de teatro desde la perspectiva de género, sean políticas o no, pero esa perspectiva de género hay que aplicarla en el día a día, en todo lo que hacemos».

–¿Ha notado a lo largo de su carrera diferencias (laborales, salariales, etc.) entre hombres y mujeres?

–Lo viví sobre todo el tiempo que estuve en una compañía de improvisación, de la que me fui en parte por hacer de menos a las mujeres. Pasa en otros sectores, pero aquí para ser actriz cómica tienes que ser el triple de graciosa que un hombre, los papeles que se nos dan en muchas ocasiones es el de guapas y tontas. Suena duro pero es así. Yo también acabé cansada de determinados clichés como el de que las mujeres se llevaran mal en las escenas. Incluso a las mujeres nos daban menos bolos que a los hombres. Para mí era sencillo estar en aquella compañía porque no tenía que venderme, no tenía que buscar público, pero notaba que vendía mi alma al diablo. Llegó un momento en que me dije basta ya de contar la misma historia. Lo dejé. Fue un paso arriesgado, pero mereció la pena.

–Se habla mucho de la necesaria igualdad, pero ¿cree que se está haciendo lo suficiente?

–Hay que seguir luchando, pero soy positiva, creo que la situación está mejor. Creo que ha habido un cambio enorme y estoy esperanzada. Creo que el 8 de marzo de 2018 marcó un antes y un después. Yo me emocioné. Las mujeres artistas estamos notando ese cambio porque hay más conciencia feminista. De hecho, a mí me ha salido un trabajo por el 8 de marzo, un monólogo feminista en Zaragoza, y estoy creando una obra sobre el feminicidio que hubo en la Edad Media cuando se mató a tantas mujeres acusadas de brujería. Al existir conciencia, estos espectáculos se acogen mejor.

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