Texto: Diego MarÃn A.
Hace poco más de veinte años sólo el 2% de los españoles disponÃa de teléfono móvil. Actualmente el porcentaje se ha invertido y más de un 96% dispone de un dispositivo, la mayorÃa ‘smartphone’ con conexión a Internet. Es más, ya no es extraño que una misma persona disponga de dos lÃneas, si no dos terminales, uno personal y otro del trabajo, por ejemplo.
La telefonÃa móvil nació en España en 1995, a la vez que Windows 95, eBay, el DVD y el Mp3. Pero, en comparación con los avanzados terminales actuales, los primeros teléfonos móviles eran muy voluminosos y apenas servÃan para dos funciones: llamar y mandar breves mensajes ‘sms’. «Después, en el 2000, Vodafone lanzó en España la primera red de envÃo de datos mediante teléfono móvil, la tecnologÃa GPRS; en el 2004 también fuimos los primeros en lanzar el 3G y en el 2013, el 4G, que actualmente nos permite llegar a velocidades de hasta 300 megas en el móvil», explica el director de la Zona Norte de Vodafone, Miguel GarcÃa Alonso.
1997: Los primeros teléfonos móviles eran pesados y voluminosos aparatos que apenas ofrecÃan dos funciones: realizar y recibir llamadas y mensajes de texto de poco más de un centenar de caracteres. DisponÃan de teclado y la duración de la baterÃa y la cobertura eran los principales problemas de los usuarios. No obstante, ya disponer de un aparato y una lÃnea era todo un avance tecnológico hace veinte años. Entonces las compañÃas casi regalaban los terminales a cambio de la contratación de las tarifas.
2017: Los teléfonos inteligentes actuales son, en realidad, pequeños ordenadores portátiles. No sólo permiten realizar y recibir llamadas y mensajes, ahora los aparatos son atractivos por otros motivos, como su conexión a Internet, la calidad de sus cámaras de vÃdeo y fotografÃa, asà como su calidad y rapidez para soportar las distintas aplicaciones que se pueden instalar y poner en funcionamiento en los mismos, desde los pagos en servicios como la zona azul de estacionamiento hasta el control de la domótica.
Actualmente, los ordenadores se han simplificado de tal modo que caben en el bolsillo, los ‘smartphones’ permiten navegar por Internet y realizar cualquier tipo de operación, incluso es posible realizar transferencias bancarias y pagos, por ejemplo, en la zona azul de Logroño. Todo depende de algunas aplicaciones que, como ‘WhatsApp’, han provocado que los teléfonos se usen ahora para casi todo, menos hablar.
El principal problema de la telefonÃa años atrás era la cobertura. Vodafone, por ejemplo, servÃa a Logroño y a las principales localidades en el transcurso de la AP-68, es decir, Calahorra y Haro. En cambio, actualmente dispone de un 99,56% de cobertura de voz y 3G, y en 4G, un 95,85% de la población de La Rioja. «Hace veinte años no existÃa ni GPRS, lo máximo que podÃamos enviar es un mensaje corto y ahora mismo el 4G permite velocidades mejores que el ADSL, se acerca a la fibra óptica», describe Miguel GarcÃa Alonso, quien desvela que, ahora, «un ‘smartphone’ tiene la potencia de procesamiento que tenÃa la NASA cuando envió al primer hombre a la Luna». Todo eso es habitual tenerlo ahora en el bolsillo. Y, como añadido, herramientas como las cámaras de fotografÃa y vÃdeo de alta calidad, GPS…
Lo 'último'
Esto es la última tecnologÃa, pero hace veinte años los aparatosos teléfonos móviles también lo eran. «Entonces habÃa prototipos muy grandes, modelos que se pensaban con pantallas poco manejables, teclados… Ahora lo piensas y sólo está reflejado parte de la funcionalidad que hay ahora. La revolución que ha supuesto el ‘smartphone’ ha ido muy deprisa, apenas tiene diez años de vida», declara el director territorial de Vodafone. La empresa ya no sólo es de telefonÃa móvil, con la adquisición de Ono (Reterioja): también ofrece servicios de conexión a Internet y teléfono fijo, ofreciendo a sus clientes residenciales 1 GB de velocidad, cuando hace veinte años apenas llegaba a 16 Kb.
Las coberturas y velocidades se han multiplicado y con esas cifras, también los clientes de Vodafone: 82.500 en telefonÃa móvil, 29.300 en 4G, 26.700 en banda ancha fija y 9.900 en televisión. De hecho, la firma, con 91 empleados en La Rioja, calcula su contribución económica directa a la región en 33 millones de euros. El crecimiento de Vodafone ha sido paralelo al de la propia telefonÃa, encontrándose en el horizonte una trayectoria ascendente y meteórica de la tecnologÃa. «La evolución ha sido enorme, hace veinte años la empresa era incipiente y sólo se vendÃan servicios móviles, pero ahora somos un operador que ofrece todos los servicios del mercado, totalmente convergente», expone Miguel GarcÃa Alonso.
Es más, ahora empieza a implantar en La Rioja el nuevo estándar del llamado Internet de las cosas y la próxima revolución parece ser, precisamente, la del NB-IoT, «que permite mucha más capacidad para conectar más objetos». Hoy, Vodafone es el lÃder mundial en Internet de las cosas y el operador que más objetos tiene conectados con más de 50 millones en todo el mundo. El segundo del sector, AT&T, sólo llega a los 30 millones. «El nuevo estándar NB-IoT va a permitir, sólo en España, poder alcanzar los 100.000 millones de objetos conectados. Es una nueva tecnologÃa que estamos desplegando porque prevemos que el auge de Internet de las cosas va a estallar en los próximos años y estamos preparando la red en España para recibir el doble de conexiones que tenemos a nivel mundial», advierte GarcÃa Alonso.
Wifi base
Modelo de Vodafone de 2009 que permitió por vez primera la conexión a Internet sin cables
Modem USB
Prepago: primeros USB (2009) de conexión wifi de Vodafone, coloridos modelos K3715
Smart Tab 10
Primera ‘tablet’ lanzada al mercado por Vodafone en el 2011
4G 'Mifi'
'Router’ de acceso a Internet a la velocidad máxima de 2015
Internet de las cosas
una de las últimas invenciones de Vodafone en 2017, una bicicleta conectada a Internet
Televisión
Internet: Vodafone permite ver canales de televisión a través de Internet y visitar páginas web desde el 2010
Uno siempre se pregunta para qué tienen algunas personas teléfono móvil si nunca lo atienden y siempre se lo olvidan en cualquier parte. Todos conocemos a alguien asÃ. La tecnologÃa se afana en hacernos la vida más fácil, pero siempre hay quien la infravalora.
No tener teléfono móvil es muy loable, seguramente la mayorÃa, si no fuera por trabajo o cuestiones familiares, practicarÃamos esa religión, pero muchas veces no queda más remedio que sucumbir ante la alienación.
Debemos reconocer que el teléfono móvil nos ha librado de muchas situaciones incómodas, como de regresar a casa andando y arrastrando una bicicleta pinchada o esperar eternamente una cita en la que nos han dado plantón. Estos aparatos también son benditos. Los apreciamos desmesuradamente, los cubrimos con una carcasa, los llevamos a todas partes con nosotros, hasta duermen con nosotros e, incluso, les contratamos un seguro de vida.
«Los apreciamos desmesuradamente, los cubrimos con una carcasa, los llevamos a todas partes con nosotros, hasta duermen con nosotros e, incluso, les contratamos un seguro de vida»
El teléfono es ya parte sustancial de nosotros mismos. Mérito tiene. Ha conseguido reducir las voluminosas agendas a un espacio inmaterial, ha logrado la permanente comunicación a pesar de la distancia y ha permitido la movilidad ante cualquier situación. Antes, si uno esperaba una llamada, ya fuera del hospital, de un hijo que se habÃa ido de viaje al extranjero o de una oferta de trabajo, debÃa guardar la espera en casa, paciente, matando el tiempo como mejor pudiera.
Lo malo es que toda la investigación invertida, todo el desarrollo tecnológico desplegado para que nuestros ‘smartphones’ tengan la misma potencia de procesamiento que la NASA en 1969 no vale de nada si alguien se deja toda la tarde el terminal silenciado o, en cambio, le suena en medio de una obra de teatro.