Historias de La Rioja sin salir de casa

El riojano que dio su vida en defensa del Iberismo

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acido en Aldeanueva de Ebro en 1824, Sixto Cámara, periodista y destacado socialista utópico fue uno de los intelectuales que más luchó por lograr la unión de España y Portugal. Falleció en 1859, en la frontera lusa, a causa del hambre y de la sed

Marcelino Izquierdo Marcelino Izquierdo

No es un personaje excesivamente conocido Sixto Cámara –su nombre real era Sixto Sáenz de la Cámara y Echarri–, a no ser cuando se confunde con el también riojano Sixto Cámara Tecedor, uno de los matemáticos más notables del siglo XX. Protagonizó, sin embargo, una vida novelesca, repleta de activismo, intelectualidad y lucha revolucionaria, que culminó con una muerte envuelta en sacrificio, dolor y misterio.

Nacido en Aldeanueva de Ebro en 1824, fue Sixto Cámara un hombre de su tiempo, paradigma del Romanticismo español, como también lo fue su amigo Martín Zurbano y otros tantos.

Siendo todavía muy joven, se alistó Cámara en la Milicia Nacional para combatir al bando reaccionario en la I Guerra Carlista y, finalizada la contienda civil, se trasladó a Madrid, donde siguió formándose por su cuenta y trabajando en diferentes periódicos y revistas de la capital.

Durante el Gobierno moderado de Narváez, se exilió en Francia, desde donde defendió las ideas de Charles Fourier, dentro del complejo mundo del socialismo utópico español. Pese a sus principios utópicos, el riojano fue –paradójicamente– un revolucionario, un hombre de acción.

De regreso a Madrid, ahondó su compromiso con el republicanismo, defendió de manera febril la unión entre España y Portugal y en 1849 fundó 'La Reforma Económica', periódico que propagaba el socialismo utópico; más tarde impulsó 'La Tarántula', financiado por el cura arnedano Martín Merino, quien en 1852 atentaría contra Isabel II y sería ejecutado; o 'La Soberanía Nacional'.

Tras el Bienio Progresista (1854-56), combatió de nuevo, junto a la Milicia Nacional, contra el general Concha, lo que le obligó a huir a Andalucía y, posteriormente, a exiliarse en Lisboa. Desde Portugal impulsó una Junta Nacional Revolucionaria y en 1857 publicó su 'Manifiesto al pueblo español', al tiempo que promovió la denominada Legión Ibérica (1859), antes de infiltrarse de nuevo en España.

Así narra los últimos compases de la azarosa vida de este ilustre riojano Francisco Pi y Margall: «Uno de estos cándidos revolucionarios, hombre, por otra parte, de gran cultura, prestigio y acrisolada honradez, Sixto Cámara, que a la sazón se hallaba en Portugal, pasó la frontera el 8 de julio de 1859 y en la noche del 9 al 10 conferenció en Olivenza con los sargentos del batallón provincial de Badajoz con quienes estaba de acuerdo para una sublevación».

Retrato de Sixto Cámara
Retrato de Sixto Cámara

La ciénaga letal

Al alzamiento de la guarnición debían seguirle las de Badajoz, Sevilla, Málaga y toda Andalucía. «Pero el Gobierno, enterado oportunamente de los proyectos de Cámara, lo mandaba prender desde Badajoz (...)». Sin embargo «se empeñó en salir de Olivenza a las 11 de la mañana en compañía de un joven demócrata llamado Moreno Ruiz. El día era horriblemente caluroso, y ni Cámara ni Moreno conocían bien el camino».

Y prosigue Pi y Margall: «Caminaron por entre matorrales, rastrojos y trochas con un sol abrasador, y atormentados por la sed. Arrojóse sediento Sixto Cámara a beber agua de una ciénaga que por su malaventura encontró en el camino. En vano quiso su compañero detenerlo. A los pocos momentos, se sintió Cámara enfermo y presa de mortales angustias».

Sixto Cámara y su compañero hallaron por fin una destartalada casucha, a la que arribó el riojano en gravísimo estado. «A los pocos momentos de llegar a su mísero albergue, expiró Cámara, presa de horribles dolores».

Más información:
'Biografía de Sixto Cámara' (1860), por Fernando Garrido'
'Unión Ibérica' (1859), por Sixto Cámara, en Ediciones 19 (Reedición, 2014). 15 euros

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