La industria automovilística se enfrenta en los próximos años a grandes retos. Tanto es así que hay 'gurús' que apuntan a que la automoción cambiará tanto en la próxima década como en todo el último siglo.
Sin duda alguna, dos son las asignaturas que deberá 'aprobar' en los próximos tiempos. De un lado, la conducción autónoma y de otra, la eliminación casi total de las emisiones de partículas contaminantes de los vehículos para minimizar el impacto de la circulación en el medio ambiente. Para alcanzar ese objetivo, se está avanzando tanto por la vía legal (la Unión Europea impone cada vez medidas más restrictivas y este año varias marcas van a tener que hacer frente a cuantiosas multas por no alcanzar el nivel exigido) y también a nivel tecnológico.
El gran objetivo es dejar de depender del combustible fósil, en primer lugar, porque es un bien limitado que –poco a poco– se está agotando, y consecuentemente encareciendo (además de que somete al ciudadano los 'vaivenes' de la política económica de los países productores)pero que en cualquier caso, también porque su combustión en los vehículos provoca buena parte de la contaminación ambiental que padece el globo, especialmente, las grandes ciudades.

La compañías automovilísticas han apostado, al menos en un primer momento, por la electrificación de sus flotas.
Prácticamente todas las marcas del mercado cuentan ya con vehículos electrificados en sus gamas. En unos casos son híbridos (al principio sólo gasolina-batería, pero ahora también diésel-batería), híbridos enchufables, con hibridación ligera o eléctricos puros. Incluso los automóviles más potentes pueden contar ya con motores electrificados y gamas como las de todocaminos o incluso todoterrenos se pueden encontrar ya con uno o varios tipos de electrificación.
Casi todas las marcas disponen ya de una amplia flota eléctrica
No obstante, hay quien opina que la electrificación (en cualquiera de sus variantes)no es el final del proceso sino un paso para llegar a destino. En el caso de la electrificación, todavía se plantean grandes dudas sobre qué hacer, cómo y dónde con las baterías eléctricas cuando concluya su vida útil. Un inadecuado tratamiento puede provocar un mayor efecto contaminante en el medio ambiente que un coche de combustión fósil a lo largo de su vida útil. Es por ello que las compañías de automóviles están explorando también otras vías como el gas licuado de petróleo (GLP), el gas natural comprimido (GNC) o la pila de hidrógeno, la gran solución para muchos ingenieros. En los próximos años, la tecnología de la automoción tendrá que ir dando la solución para conseguir vehículos mucho más eficientes y respetuosos con el medio ambiente.