La segunda sala más grande del país

La Rioja contó en los años setenta y ochenta con una de las mejoras discotecas de España, en Rincón de Soto. Se construyó, al lado de la carretera nacional 232, en los terrenos del basurero municipal. Inaugurada en 1976, tenía una capacidad superior a las 4.000 personas y ofrecía conciertos de los principales artistas.

El recinto se convirtió en un referente, un punto de reunión de varias generaciones y allí surgieron parejas y matrimonios. Como sintonía utilizaba el tema ‘Macumba’ del grupo noruego de rock progresivo Titanic.

Aparte de los conciertos, destacó por sus apoteósicas fiestas. También actuaron los humoristas de moda, había bingo, concursos de baile y la música no entendía de estilos. Lo mismo sonaba Barry White, Abba, Boney M. que Queen o Deep Purple.

Otro aliciente fueron los numerosos sorteos que realizaba de vacaciones, ropa, viajes, bicicletas, motos y lo más recordado: coches. El presentador del concurso ‘Un, Dos, Tres’ de TVE, Kiko Ledgard, entregó el primero.

Raffaella Carrá arrasó en la sala rinconera en 1978. Julio Iglesias, Camilo Sesto, Rocío Jurado, Ramoncín, Leño, Barón Rojo, Medina Azahara, Tequila, Serrat, Juan Pardo, Mocedades, Miguel Ríos, María Jiménez y los humoristas Bigote Arrocet, Moncho Borrajo, Pajares, los Hermanos Calatraba, Martes y Trece, José Luis Moreno, Juanito Navarro y Mari Carmen y sus muñecos forman parte de una larga lista de artistas que pasaron por la discoteca.

A media página se publicaba en los diarios el sábado 14 de febrero de 1987 la actuación de Mari Trini y el sorteo de un Peugeot 205 con radio y televisión, de Automóviles Torregrosa (Pamplona), o 500.000 pesetas en efectivo. Se entregaba un boleto por cada entrada y la rifa se llevó a cabo al día siguiente con actuación de una orquesta.

El 26 de noviembre de 1988 anunciaba en los periódicos a Bertín Osborne esa noche y a Joaquín Sabina para el 10 de diciembre. La promoción en los medios de comunicación, en cartelería y con megafonía por La Rioja y regiones limítrofes era constante.

Macumba contaba con dos plantas, una pista enorme, tres barras (una con comida) y dos espacios más para diferente música. Uno de ellos dedicado a las canciones lentas, para parejas.

El rinconero José Luis Bravo trabajó allí como agente de espectáculos y comenta que la iniciativa de abrir la sala fue del promotor guipuzcoano José Miguel Izaguirre. La inversión ascendió a 50 millones de pesetas y participaron como socios los hermanos Piñeiro de Calahorra y Domingo Zaratiegui de Tafalla.

A mediados de los ochenta intentó cambiar de rumbo bajo el nombre de Doberman, pero después de unos meses comenzó otra etapa como Nueva Macumba. El declive llegó al proliferar los conciertos gratuitos de los ayuntamientos y debido al giro de la sociedad respecto a la música en directo. Antes los jóvenes disfrutaban de cada actuación, sin importar quien era el artista.

En diciembre de 1990 cerró sus puertas y hasta 1994 se alquilaba para banquetes de boda. Después se convirtió en un club de alterne, hasta ahora.

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