Texto: Sergio Moreno | Ilustración: José Ángel Martínez
Nos prometieron un monopatín volador y a cambio nos dieron suficientes razones para tener el trasero hundido en el sofá. Internet, el móvil, el ordenador, la hiperconectividad, la smart tv, los masajeadores de pies... Sofá y sofá para establecer relaciones e intercambiar información. Dos décadas de una continua revolución tecnológica donde la información ha sido el elemento central. Mensajes por allí, vídeos por allá, noticias de un lado, rumores del otro, notas de voz, fotos y hasta el negro del Whatsapp.
Pero la próxima gran revolución lleva años en marcha, y no se ve: son esos datos ocultos que transporta nuestro fervor por intercambiar información. Datos y más datos analizados con eso que llaman Big Data y que adelanta nuestros deseos más ocultos. «Habrá cambios dolorosos en los próximos diez años, y la clave será adaptarse rápido». Así lo cuenta Miguel Fernández, fundador de Bosonit.
Son los 21 gramos que dicen pesa el alma, esos datos que estarán integrados en el desarrollo de la robótica. La irrupción de los robots sustituyendo al hombre será prácticamente total en todos los trabajos manuales, en las fábricas, en el hogar, en el sector servicios. «Lo que es seguro es que habrá cambios radicales en todos los sectores, sobre todo en transporte, medicina, educación y financiero», apunta Ignacio Lasheras, presidente del Colegio de Informáticos de La Rioja.
En los próximos años se esperan cambios disruptivos provocados por la influencia de la tecnología en el progreso, que adelanta productos a su tiempo y forma, y ante los que la sociedad tarda en adaptarse. Tomen nota según las fuentes consultadas por este redactor que prefieren mantener el anonimato por si no dieran ni una, dado que ninguno es vidente: seremos Internet, todo estará conectado soportado por la nanotecnología, transporte inteligente y autónomo, desaparecerá el dinero físico, la moneda virtual, todas las transacciones económicas serán electrónicas, la inteligencia artificial simplificará muchos procesos y complementará nuestros trabajos, la robótica sustituirá a los trabajadores menos cualificados, las energías fósiles serán prácticamente sustituidas por las renovables, los avances médicos van a proporcionar una mayor calidad de vida y se va alargar la misma...
Da un poco de vértigo. Muchos cambios en tan solo veinte años. Viene bien en estos momentos mirar hacia atrás y comprobar que hemos superado con cierto éxito las anteriores dos décadas, que no han sido fáciles ni cómodas precisamente.
«Vamos a competir contra el tiempo», apunta Fernando Belzunce, jefe de Innovación de Vocento. El día dura lo mismo de siempre, pero la cultura tecnológica nos permite tener una gran multitud de opciones para llenar nuestro tiempo. Así que Belzunce invita a hacer lo que todos los expertos consultados: «Adaptarse constantemente».
«Vamos a competir contra el tiempo», augura Fernando Belzunce
Y en este punto es cuando surge por primera vez un remedio ante el vértigo que provoca la visión desde la cornisa de las dos próximas décadas: la formación. «Al tener más tiempo libre y vivir más, la gestión del ocio será fundamental. Se crearán dos clases sociales, las que sean necesarias para seguir evolucionando y aquellos que no puedan aportar nada. Unas trabajarán y otras estarán», explica Carlos Prieto, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones de La Rioja. «Hay que formarse constantemente, y la formación debe cambiar continuamente para adaptarse a esta evolución tecnológica continua», indica.
Ignacio Lasheras, del Colegio de Informáticos, lo tiene claro: «La tecnología nunca debe hacernos olvidar que somos seres humanos. Por eso pienso que lo más importante es la educación, para no perder la capacidad de elección ni el control de nuestras vidas».
Por cierto, Lexus inventó en 2015 el monopatín volador, ese objeto de deseo de toda una generación. Y sin embargo no tuvo éxito. Llegó tarde. Esa generación ya tenía otras cosas para seguir en el sofá.
Retos para La Rioja
Alfonso Domínguez es el consejero de Administración Pública. La apuesta del Gobierno es que la región «sea digital tal y como está recogida en la Agenda Digital con un horizonte a cuatro años vista».
Acepta que «el gran reto que tenemos las administraciones en el ámbito TIC está dirigido a cuatro ámbitos: el Internet de las cosas (Big Data), posicionar a las empresas TIC de La Rioja como líderes nacionales en algún producto TIC como con las empresas del calzado, lograr en menos de veinte años que un vecino de la aldea mas aislada de La Rioja solicite un bus a través de Internet y dotarnos de una seguridad infalible para que ninguna amenaza monitorice nuestros sistemas».