Dos décadas mirando al futuro


Irene y Christian nacieron hace dos décadas, dos nativos digitales que ven la tecnología como su espacio natural

Texto: María Félez | Fotografía: Justo Rodríguez

Christian e Irene, iniciándose en el mundo analógico de las cintas de casete y los teléfonos antiguos.

Habían visto alguna vez un teléfono de ruleta, cuando eran muy pequeños en casa de sus abuelos, pero nunca lo habían usado. Irene pone cara rara. «¿Cómo que no había que marcar prefijo?», se sorprende. Lo del walkman ya es más complicado para ellos. «¿Lo llevaban a correr? Pues entonces hacían además pesas», bromea Christian. La relación entre la cinta y el boli Bic les hace sacar una sonrisa y probarlo una y otra vez; el fotógrafo les explica que se hace más rápido si mueves la cinta en lugar del boli. No lo habían hecho nunca. Christian e Irene tienen 20 años, los mismos que la web de Diario LA RIOJA. Son dos riojanos de Calahorra miembros de esa generación conocida por su vínculo con la tecnología: son nativos digitales.

Tuvieron su primer móvil en la preadolescencia y se manejan a la perfección con él. Dicen pertenecer a una generación que une lo mejor de una y de la otra. «Yo jugué en la calle al balón sin móviles ni nada de eso, ahora los más pequeños no lo hacen», cuenta Christian. Su fuente de información es internet: todo lo consultan en la red, todo lo muestran en la red, todo lo comparten en la red. «Es nuestro entorno natural, tienes a mano todo lo que te puede interesar», dice Irene que reconoce que hasta las personas mayores de su entorno ya lo utilizan con normalidad. «A mi abuela le compramos una tableta y ahora aprende los puntos de ganchillo con tutoriales», nos cuenta. La mujer está encantada con su regalo nuevo. «Es curioso porque ahora eres tú el que le debes decir a la gente mayor que no se crea todo lo que lee en internet», comenta Christian.

«Internet es nuestro entorno, tienes a mano todo lo que te puede interesar»

Ellos en seguida intuyen cuando una noticia es falsa y buscan otras fuentes, porque están habituados a tener que contrastar. Eso de la postverdad... Es difícil que se la cuelen.También recuerdan al unísono cómo llegaron las enciclopedias a su casa. «A los meses de haber comprado mi madre una llegó internet a casa y nunca más la volvimos a utilizar», dice Christian. Tampoco sabe el día que desapareció el DVD de su casa. «Nadie lo utilizaba, supongo que mi madre lo quitó pero nadie se dio cuenta. Un día no estaba, sin más», reconoce.

Él ha dejado de utilizar agenda, incluso el mando de la televisión... Todo lo hace con el móvil, es difícil que se separe de él (incluso lleva un cargador externo para no quedarse nunca sin batería). «Puedo estar en casa con el ordenador a mano y miro los correos en el móvil», asegura. Lo usa de televisión, de fuente de información, para comprar, para pedir una pizza, para jugar... Ninguno sabe lo que son unos salones recreativos: nunca los han necesitado. Lo del vídeo club es agua pasada; para eso está Netflix.

«Ahora eres tú el que le tienes que decir a un mayor que no se crea todo lo que lee en internet»

Pero sí recuerdan el paso de los SMS al whatsapp. «Antes mandabas unos textos interminables para no gastar y el saldo se te agotaba en cuatro días», recuerda Irene. Las cosas han cambiado y más que van a cambiar. «Yo creo que estamos sólo en el inicio de la revolución tecnológica, estoy seguro que en 20 años aún cambiarán más las cosas», asegura Christian. ¿Resumen? Que no se sienten hiperconectados. Pero tampoco entienden cómo se podía vivir sin acceso a la red. «Nuestra forma de vida está ligada al whatsapp, a las redes sociales... A todo lo que tiene que ver con la red».