Comercio electrónico


1997: Hace veinte años, la idea de comercio electrónico era casi imposible. Pero sólo cinco años después, los hermanos Iñaki y Javier Gurría ya se lanzaron a Internet en el mundo de la formación. Habían detectado la necesidad que tenían las empresas de desarrollarse en la web: de esa idea nació JIG

2017: Ahora son más de cien trabajadores, con 25 dedicados a proyectos digitales que han triunfado en el mundo tanto en aplicaciones para empresas como en el desarrollo de apps tan premiadas como ‘Riojawine’ o ‘Logroño.es’

Texto: Pablo G. Mancha | Fotografías: Sonia Tercero

JIG comenzó su andadura hace quince años como una empresa de formación en nuevas tecnologías, tal y como recuerda Iñaki Gurría, su director general: «Surgimos en los años en los que se hablaba de la ‘brecha digital’ porque existía una necesidad muy concreta de formación sobre internet entre los ciudadanos, tanto por cuestiones relativas a la edad, razones sociales o por localización (especialmente en los pueblos), que tenían muy difícil el acceso a las nuevas tecnologías. Nos dedicábamos», subraya, «a dar clase de manejo de los navegadores, correo electrónico e incluso la familiarización a nivel de usuario de los sistemas operativos, especialmente Windows».

Todo este trabajo didáctico con los ciudadanos hizo que tanto Iñaki, como su hermano Javier, fundadores de JIG, se dieran cuenta de que dicha ‘brecha digital’ también afectaba a muchas empresas: «Aunque ya llevaba años funcionando fuera de España, fue el momento en el que las empresas comenzaron a interesarse seriamente por el comercio electrónico (’e-commerce’) y decidimos abrir una línea de negocios que se dedicara a los proyectos en torno a Internet exclusivamente para ellas. Tenían problemas para comprender para qué podía servir Internet y nosotros trabajábamos para ofrecerles respuestas a dicha inquietud. Era esencial convencerlas de que su tarjeta de presentación era la web, que la gente las buscaba a través de Internet.

Ése fue el inicio antes de pensar en vender ‘on line’, contar con una buena web, con una página eficaz que abriera sus puertas al mundo», recalca. Explica Iñaki que una vez que las empresas disponían de una la web, llegó la inquietud de la venta a través de dicha página en la red: «El primer proyecto que hicimos de venta ‘on line’ fue para vender zapatos. Recuerdo haber escuchado la frase de que era imposible que alguien comprara zapatos por Internet sin probárselos. Eso fue hace diez años e inmediatamente comenzamos a recibir pedidos. Así mismo, como dato relevante, Gurría añade que «cada minuto se realiza algún trámite a través de sus plataformas: pedidos, reservas, incidencias, etc...».

«Hay muy pocas empresas con nuestra capacidad humana para desarrollar proyectos en Internet»

¿Y la desconfianza que generaba la venta virtual? Explica Gurría que en aquellos años surgía del propio empresario, que no se creía que aquellas transacciones iban a ser correctas: «Existía una primera barrera que era la del comercio tradicional y lo que iba a pensar ante la venta por Internet; y la segunda, la desconfianza que generaba la propia herramienta. Nosotros logramos hacernos un hueco en el mercado porque fuimos de las primeras empresas que trabajábamos por y para Internet. Estaba claro lo que hacíamos y sabíamos explicar la utilidad y el beneficio que les iba a reportar a las empresas».

De contar con dos socios hace quince años; en la actualidad el grupo JIG tiene en nómina a más de cien trabajadores, de los que 25 se dedican en exclusiva al desarrollo tecnológico de diferentes proyectos digitales: «Creo que hay muy pocas empresas con nuestra capacidad humana para desarrollar proyectos en Internet», explica Gurría.

Otro paso decisivo fue el nacimiento de las ‘apps’ (aplicaciones que se descarga en un ‘smartphone’ y que surgen en 2007 con la presentación por Steve Jobs del primer iPhone): «Un año después de aquel hito mundial, Javier y yo viajamos a USA y estuvimos en Silicon Valley para ponernos en contacto con varias empresas. Queríamos saber cómo funcionaba el mercado de las ‘apps’, que ya nació prácticamente descentralizado y que funcionaba de forma autónoma a través de ‘factories’: fábricas de aplicaciones en su mayoría dirigidas por personas de la India. Con esa idea creamos en 2008 nuestra ‘spin off’ dedicada al desarrollo de aplicaciones móviles llamada Get-App». Desde el primer momento, los hermanos Gurría pensaron que de la misma forma que trabajan en Internet con empresas, sus ‘apps’ se iban a dirigir a los mismos clientes empresariales: «Era el mercado que mejor conocíamos y comenzamos a trabajar en este tipo de aplicaciones empresariales muy convencidos de que gran parte del tráfico de Internet se iba a canalizar a través de dispositivos móviles».

JIG:Un grupo empresarial que presta servicios avanzados en torno a las TIC. Dividida en tres grandes áreas de negocio perfectamente integradas entre sí: Gestión de servicios, Internet y Mobile.

Contacto Atención al cliente:+34 941 22 64 17 | info@jig.es | Oficinas principales: C/ Piqueras 24. 26006 Logroño (La Rioja) España

Lo primero, un catálogo

La primera aplicación de Get-App también fue para una empresa de calzado: «Era un catálogo y ofrecía la posibilidad de poder comprar a través de ella. En 2010 surgió el iPad y nosotros dimos un paso más allá porque creamos una aplicación específica para los comerciales de dicha empresa: gestión a través de una tableta de todas las ventas con la información que proporcionaban los agentes comerciales que gestionaban los pedidos a través de ellas. Nueve meses después de la salida al mercado del primer iPad teníamos funcionando la primera aplicación para los agentes comerciales. Y hoy se recogen pedidos de más de cincuenta países».

A partir de ese momento, esta ‘spin off’ de JIG comenzó a desarrollar proyectos de raíces similares para otros sectores: «Si sabemos desarrollar aplicaciones para equipos comerciales del mundo del calzado, por qué no lo hacemos para el vino», pensaron los dos hermanos. De ahí surgió el proyecto ‘iWine,’, que se trata de una nueva aplicación dirigida a comerciales del sector de las bodegas. «El profesional que vende el vino utiliza la tablet y reporta toda la información a la bodega de todos los datos que entran en juego en el comercio de una botella de vino y que antes quedaban sólo anotados en la libreta o la memoria del comercial. Y son datos importantísimos».

Uno de los hitos de JIG ha sido la app Riojawine, que ha logrado premios importantísimos, y que va mucho más allá de una guía de bodegas: «Hemos estado varios años trabajando en ella porque hemos conseguido que las bodegas emitan la información que a ellas les interesa que aparezca (vinos, etiquetas, horarios de visitas...). La aplicación aporta el valor de convertirse en una red social de cada usuario con los vinos que prueba y chequea y puede crear experiencias que luego tiene la posibilidad de compartir con otros usuarios. Ésa ha sido», concluye, «una de la claves de su éxito, la posibilidad infinita de compartir experiencias».

Aplicación para ciudades

‘SmartAppCity’ es una app para ciudades creada por ‘Ge-app’ en el ámbito de las ciudades inteligentes y que se desarrolló en primer lugar para Logroño.

Esta aplicación fue reconocida en Sao Paulo (Brasil) como la Aplicación más innovadora y con mayor potencial en el concurso mundial de apps para Smart Cities, y ha logrado otros premios en Londres, Berlín o Madrid y le ha ofrecido a esta empresa riojana la posibilidad de trabajar en proyectos europeos de gran envergadura, con la principales compañías de comunicación del mundo y con varios acuerdos de distribución de la aplicación con diferentes países.

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