Pablo Álvarez
Si un labriego de, digamos, el siglo X hubiera sido mágicamente transportado a, digamos de nuevo, el siglo XV, sin duda hubiera notado el cambio. Quizá la moda, quizá los peinados. Pero en lo básico, el modo de vida, las relaciones económicas y la manera en la que las personas se movían por el mundo le hubieran sido familiares, quinientos años más tarde.
Ahora hagamos el mismo ejercicio un poco más cerca. Y con menos salto: coloquemos a un labrador de 1880 en el 2017. Menos años, pero una distancia sideral. Nada de lo que nuestros bisabuelos daban por sentado existe apenas, y todo lo que nos rodea parece envuelto en una vorágine que se define por una sola palabra. Cambio, y cambio acelerado.
Aquí, en este junio del 2017, Diario La RIOJA se planta para mirar atrás a esta era de cambio. La efeméride lo justifica: hace 20 años exactos, el 2 de junio de 1997, internet registraba el dominio www.larioja.com. Esta casa fue de las primeras grandes empresas de La Rioja en buscar y reservar su nombre en la web, pero sería presuntuoso decir que alguien imaginaba siquiera a dónde nos iba a llevar ese camino que ahora celebramos. Y cómo iba a ser el mundo en el que ese camino iba a tener lugar.
Piense en sólo una cosa: lo más probable es que esté usted leyendo la versión digital de este especial 20 aniversario a través de un teléfono móvil. Hace 20 años ya había telefonía móvil, cierto, pero prácticamente nadie (Steve Jobs aparte, habrá que conceder) era capaz de prever las posibilidades que tiene el terminal que hoy en día cualquiera lleva en el bolsillo.
Y aunque alguien hubiera soñado con las posibilidades tecnológicas del aparato, el cambio en las relaciones, en la velocidad de comunicación y en lo más íntimo de la vida de cada uno que ha provocado ese aparato hubiera sido inimaginable.
Y ahora aplique el mismo ejercicio en lo que quiera que tenga a su alrededor. Y coincidirá con nosotros: cómo hemos cambiado. Somos los mismos, pero el mundo se ha movido bajo nuestros pies. Y nosotros con él.
Pero sea como sea, aquí estamos. Nos plantamos ante este veinte aniversario con una intención: no hablar (mucho) de nosotros. Es el mundo que nos rodea el que nos interesa.
1997: Un recién nacido: la primera web de Diario La RIOJA era, claro, una web muy de la época. Menús fijos laterales, muchos cuadros, líneas por todas partes y colores fuertes.
2017: En transición: La web que ve llegar este aniversario está en plena transición. Y es una transición acelerada: una web creada en 2014 que pronto será remozada de arriba abajo por la llegada de un actor clave, el móvil.
Lo cambiado
Son esas dos décadas de camino de La Rioja y del mundo en aceleración constante las que merecen la atención y el cariño que hemos volcado en este especial informativo. Queremos repasar las cosas que han cambiado: cómo han aparecido a nuestro alrededor nuevos aparatos, nuevos medios, nuevas posibilidades. Cómo, a la vez, han desaparecido otros tantos que pasaron a mejor vida barridos por la ola o que intentaron llegar a un lugar que no alcanzaron.
Revisaremos, por ejemplo, cómo es la vida de un veinteañero que apenas se da cuenta de qué diferente es su mundo del de sus padres. Será divertido ver ese reportaje en otros veinte años: el cambio tecnológico no parece frenar, sino lo contrario, y la vida le sigue con la lengua fuera.
Repasaremos también los gigantes que nos han cambiado, nombres que en 1997 nadie conocía y ahora son como de la familia. Y seremos tan osados como para echar un vistazo al futuro: otro reportaje que será divertido (y quizá vergonzante) en dos décadas.
Las empresas
Este repaso por los meandros de este camino de dos décadas no lo hacemos solos. A lo largo de estos veinte años han sido muchas las empresas que se han comprometido con Diario La RIOJA y con su presencia en la web. Al principio no era fácil confiar en el naciente internet como un soporte fiable para la publicidad. El tiempo ha dado la razón a los pioneros que lo hicieron entonces, y muchos siguen con nosotros.
Por eso, cuando en este repaso decidimos rasear el balón y hablar de lo que había cambiado la vida en los rincones de nuestra sociedad, nos hemos hecho acompañar por muchas de esas empresas. Porque son ellos quienes han visto el cambio a su alrededor, quienes se han adaptado y, en muchas ocasiones, quienes han sabido triunfar con él. Sector a sector, nos cuentan lo que ellos saben mejor que nadie. Y nosotros (y los lectores) se lo agradecemos.
Decíamos que no íbamos a hablar de nosotros. O que lo haríamos lo justo. Pero permitan que lo hagamos ahora un poco. Nosotros, sí, hemos nacido, crecido y llegado a algo que honradamente consideramos importante: horas de trabajo, talento y mucha ilusión se ven refrendados cada día por decenas de miles de personas, cada mes por cientos de miles, cada año por millones.
Un periódico con más de siglo y cuarto a sus espaldas tiene ahora el honor de ser el medio más respaldado en La Rioja. Internet tiene una gran ventaja para esto: los datos están ahí. A principios de 1998, el bebé que era esta casa recibía 4.188 visitas al mes. En mayo del 2005, Nielsen decía que entraban en esta casa, de media, 8.108 navegadores... al día. Tres años más tarde, en mayo de 2008, esa media había cambiado ‘ligeramente’: era de 24.318. La media diaria de 2010 superaba los 36.000 en 2010, los 50.000 en 2013, los 60.000 en 2015. Y en lo que llevamos de año, cada día entran en larioja.com 64.777 navegadores únicos de media.
Nuestros datos reflejan también cómo va cambiando el comportamiento de ese lector. Cada día son más, eso es inexcusable. Los datos de ComScore hablan sin duda de que larioja.com es la web de información más leída en La Rioja, ya sea local o generalista. De hecho, es la web más vista tras los gigantes: Google y sus dominios, Microsoft, Facebook. Gente de ese pelo. Y detrás, larioja.com.
Todos esos lectores llegan ya de un modo distinto: más del 62% utilizaron ya un teléfono móvil el pasado mes de abril. Ese cambio de plataforma tiene sus consecuencias: el año pasado servimos casi 12 millones de páginas, pero pronto empezaremos a hacerlo de otra manera, con un diseño ‘responsive’ que estrenaremos en unas semanas. Un buen regalo de cumpleaños.Cómo medir el tráfico de la web... sin engaños
Después de unos cuantos años de vaivenes en la implantación de un método fiable para calibrar las audiencias de los medios digitales, finalmente se hizo la luz: hacia el año 2011, la Asociación para la Investigación de Medios de comunicación (AIMC) y la entidad que representa al sector de la publicidad y la comunicación digital en España(IABSpain) acordaron un código común, que desde entonces garantiza un estándar de audiencia comúnmente aceptado por todo el sector.
Se trata de la herramienta llamada ComScore, el sistema que emplea Diario LA RIOJA para dar respuesta a esa pregunta que todos los actores que invierten en publicidad ‘online’ se hacen antes de tomar cualquier decisión previa: ¿Cuánta gente te lee?
Para responder a esta duda, hay distintas herramientas de analítica web que permiten extraer información a partir de las visitas que recibe cada medio. Cuando se trata de pequeñas empresas, medios de comunicación poco profesionalizados, blogs y otros productos informativos, suele recurrirse a Google Analytics, pero Diario LA RIOJA prefiere guiarse por los códigos de fiabilidad que sí garantiza ComScore, puesto que se trata de la referencia que se emplea en toda España para cualquier compraventa publicitaria profesional.
Sólo esta herramienta, como subraya Javier Galiana, director de negocio de Nueva Rioja SA, permite medir de manera clara y certeza, sin engaños tan habituales en el sector, las auténticas audiencias de cada medio digital, de modo que se canalice de manera adecuada la inversión publicitaria. «Quien esté planeando anunciarse, con una determinada inversión, en un medio ‘on line’», recalca Galiana, «debe recordar aquello de ‘Busque, compare y si encuentra algo mejor’...». Unas palabras respaldadas por los hechos: los servicios de auditoría que presta ComScore para certificar sus estándares de medición
Cuando se estrenó la primera entrega de la trilogía cinematográfica Regreso al futuro la web era sólo un proyecto que bullía en la imaginación de algunos visionarios. Cinco años después, en 1990, estaban listos los protocolos que permitían la consulta remota de documentos de hipertexto. Se abría el camino por el que avanzó la revolución digital que ha transformado el ecosistema informativo y ha dado un nuevo rumbo a la historia de la humanidad.
Si Carlos Gardel popularizó en su día un tango cuyo estribillo abundaba en la idea de que veinte años son nada, las dos décadas transcurridas desde el nacimiento de larioja.com –y, en el mismo entorno temporal, de otras muchas y variadas iniciativas digitales surgidas del seno de los medios de comunicación– han venido a desmentir al letrista. El mundo, y dentro de él La Rioja, ha cambiado de forma rotunda en cuatro lustros. Con seguridad, más de lo que pudieron imaginar los pioneros que intuyeron el universo conectado que ha permitido dar curso a la profecía de la aldea global.
En el nuevo escenario tecnológico, el periodismo, siempre comprometido en la vanguardia de los cambios sociales, vive sometido a un imprescindible proceso de reinvención. El desafío al que se enfrenta la industria de la información en este momento no es otro que el de encontrar respuestas que estén a la altura de la dimensión colosal de los cambios provocados por la revolución digital. Y hacerlo sin renunciar a los principios que han permitido consolidar el vínculo de confianza que une a las cabeceras históricas con sus audiencias.
«Internet no ha venido a matar al periodismo, sino a ofrecerle un nuevo y extenso campo de oportunidades»
El modelo de negocio tradicional de los periódicos ha sido puesto en cuestión por el efecto disruptivo de la digitalización y por su influencia en la forma de consumo de las noticias. Nunca los diarios sumaron más público que en estos momentos en los que los mensajes llegan a los lectores de las ediciones impresas en el soporte tradicional de papel pero también a los usuarios que siguen el pulso de la actualidad a través de las ediciones digitales. Pese a todo, el periodismo de calidad –el que mantiene su compromiso insobornable con la verdad; el que busca, persigue, verifica y publica hechos contrastados; el que promueve debates constructivos; el que, contra viento y marea, coloca el interés de la sociedad a la que sirve por encima de cualquier otra causa– se ha visto amenazado en ese tránsito por la dictadura del algoritmo, por el avance de la mentira como arma para la conquista o la el mantenimiento de poder y por la incontable cantidad de basura que circula camuflada a través de Internet.
Un serio problema, sí, pero también un apasionante desafío ante el que conviene liberarse del yugo que pretende imponer el dictamen de los agoreros: Internet no ha venido a matar al periodismo, sino a ofrecerle un nuevo y extenso campo de oportunidades, por más que en este momento amenace su prestigio al favorecer la confusión entre lo veraz y lo verosímil; entre los hechos contrastados y los propósitos de quienes se prestan a falsificarlos con fines espurios; entre la vocación de servicio a la sociedad y el deseo de servirse de la manipulación de los incautos.
El desbarajuste que, tal vez por una razón de inmadurez, todavía pervive no tiene que ver sólo con la grave amenaza que la era de las noticias falsas supone para la democracia. También siguen pendientes algunas regulaciones internas que permitan poner coto al modelo parasitario que empobrece a las organizaciones informativas más reputadas y pone en riesgo las inversiones imprescindibles –en recursos materiales, pero sobre todo en talento– para preservar la apuesta por la información de alta calidad. Y va siendo hora también de aplicarse en una tarea crucial, que no es otra que la de exigir que cada actor en el nuevo universo de la comunicación asuma la responsabilidad que le corresponde.
La edición digital de Diario LA RIOJA celebra hoy el vigésimo aniversario de su nacimiento y lo hace feliz por el curso de una travesía de éxito que le ha permitido afianzarse como líder regional de la información en Internet, a gran distancia de sus competidores. Esa circunstancia es, al mismo tiempo, un acicate para la ilusión del equipo profesional y un motivo para impulsar con energía renovada nuevos proyectos encaminados a perfeccionar la relación de complicidad establecida con los usuarios. Todo ello sin perder las referencias sólidamente ancladas en los valores que acredita la hoja de servicios de un periódico que desde hace 128 años viene demostrando su compromiso inquebrantable con el progreso de esta tierra y de sus gentes.